La Unión de Trabajadores de la Tierra inauguró el primer refugio para trabajadoras rurales víctimas de violencia

La Secretaría de Género de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) creó el primer refugio para trabajadoras rurales víctimas de violencia de género, ubicado en el corredor hortícola del Gran La Plata.

Se trata de una casa con capacidad para alojar a 19 mujeres y sus hijos, donde se ofrecerá protección y acompañamiento a aquellas trabajadoras rurales que debieron irse de sus hogares tras haber sido víctimas de violencia. Además, en este espacio se realizarán capacitaciones laborales y emprendimientos de plantas medicinales, conservas y dulces que luego serán vendidos en los locales de la UTT, con el objetivo de que las mujeres aprendan nuevos oficios y logren su independencia económica.

Rosalía Pellegrini, referente y secretaria de Género de UTT, declaró: “La propuesta es que  funcione como refugio transitorio, en el marco del acompañamiento que realizamos en los territorios rurales a las mujeres que están atravesando una situación de violencia y que por seguridad tienen que irse de sus casas. Este lugar nos da la posibilidad de alojar a las compañeras pero también de que tengan un trabajo. Entonces no solo es una vivienda para ellas y sus hijes, sino además un espacio de formación”.

El refugio fue abierto después del femicidio de Lucía Correa Arenas, una joven de 25 años asesinada por su pareja de un disparo en el abdomen en agosto pasado. Carolina Rodríguez, promotora de Género de la UTT, recordó el asesinato de su compañera: “Lucía formaba parte de la organización y su crimen nos movilizó. Las compañeras veníamos trabajando el tema de la violencia contra las mujeres desde hacía cinco años, pero ese hecho nos marcó que teníamos que hacer algo urgente para evitar más casos”.

Y continuó: “El principal problema de las compañeras que sufren violencia es que no tienen dónde ir, la mayoría es madre, muchas tienen hasta tres o cuatro hijos. Al principio para alejarlas del agresor las llevábamos a nuestras casas, pero resultaba muy incómodo. Necesitábamos un lugar donde pudieran quedarse, pero lamentablemente a nuestro sector no llegan las políticas públicas”.

En el campo se sufre todo tipo de violencia; física, verbal, psicológica y económica. Siempre te están tratando de puta o andas caminando con el ojo verde, toda machacada y si decidís enfrentar al agresor, él se queda en su casa, sigue trabajando en la quinta, y la que se tiene que ir y empezar todo de nuevo es la compañera. La desigualdad de género que hay en el sector es muy grande. El hombre siempre recibe más que la compañera, siempre queda bien parado, para él son todos los beneficios”, concluyó la promotora de Género de la UTT.