El índice de desocupación bajó al 10,2% al término del primer trimestre, y el Gran Buenos Aires fue la región con mayor tasa de desocupación (11%), según el Indec.

De acuerdo al último informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la tasa de desocupación alcanzó al 10,2% al término del primer trimestre del año, por debajo del 10,4% de igual período del año, y del 11% con que cerró el 2020.

Asimismo, el relevamiento detalló que, en el primer trimestre de 2021, la tasa de actividad (TA) -que mide la población económicamente activa (PEA) sobre el total de la población– alcanzó el 46,3%. A nivel geográfico, la región Pampeana fue la que presentó la mayor Tasa de Actividad en el primer trimestre del año con el 47,4%; seguida por Cuyo, con el 46,9%. En cambio, la Patagonia, con el 42,8%; y el Noreste, con 41,6%, presentaron las menores tasas de actividad.

En tanto, la tasa de empleo (TE) -que mide la proporción de personas ocupadas con relación a la población total- se ubicó en 41,6%; y la tasa de desocupación (TD) -personas que no tienen ocupación, están disponibles para trabajar y buscan empleo activamente, como proporción de la PEA- se ubicó en 10,2%. Cuando se analiza la composición de la Tasa de Empleo por nivel educativo, el 58,2% de los ocupados cuenta con hasta secundaria completa, mientras que el 41,8% posee estudio superior y universitario (completo o incompleto).

En cuanto a la tasa de Desocupación, que fue del 10,2% en promedio, en el caso de las mujeres fue de 12,3%, en tanto que entre los varones se ubicó en 8,5%. Asimismo, la tasa de desocupación fue menor en los aglomerados más pequeños, en los que fue equivalente al 6,8% de la Población Económicamente Activa; contra el 10,8% de las ciudades con 500.000 y más habitantes. Por regiones, la desocupación más alta se dio en el Gran Buenos Aires, con el 11%, mientras que en el Noreste fue de 6,1%, con el menor nivel.

Por su parte, la subocupación demandante se ubicó al término del primer trimestre en el 8,7% frente al 8,2% de igual período del 2020, mientras que la no demandante fue del 3,2% frente al 3,5% anterior.

Cabe mencionar que estas diferencias se dieron en medio de un avance del Producto Bruto Interno (PBI) de 2,5% durante el primer trimestre del corriente año respecto a igual período de 2020, y de 2,6% frente al trimestre anterior.

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Un estudio de la consultora Ecolatina aseguró que durante el año pasado la actividad cayó un 10%, “mostrando su peor retroceso desde 2002”.

El avance de la pandemia golpeó fuerte en muchos ámbitos y la órbita laboral es uno de los más perjudicados. Según el último relevamiento de la consultora privada Ecolatina, durante 2020, se pertideron 220 mil puestos de trabajo formales en el país, aunque ciertas políticas de contención atenuaron el impacto.

Así, el estudio asegura: “En 2020, la actividad cayó 10%, mostrando su peor retroceso desde 2002. Como era de prever, este deterioro impactó en casi todos los frentes de la economía: la demanda, los salarios y el empleo, entre otros, sufrieron la crisis del año pasado”.

Por otro lado, el informe detalla que el impacto no fue el mismo en todos los sectores. “Si bien la crisis que se agravó por la pandemia es tan profunda como generalizada, no todos los sectores sufrieron de la misma manera, ya que los rubros esenciales cayeron menos que los no esenciales y en la misma línea, la producción de bienes se redujo menos que la de servicios”, sentencia la consultora.

Cabe destacar que esta misma diferencia también se percibió en el mercado de trabajo formal, ya que los asalariados privados fueron los que más sufrieron la crisis (202.000 puestos, 3,4% de caída), mientras que los autónomos y monotributistas cayeron un 1,4%, lo que equivale a 40.000 puestos laborales. Por el contrario, el empleo público creció un 0,6% tanto en la órbita nacional, como la provincial y la municipal, lo que representa aproximadamente a 19.000 trabajadores.

Además, estas diferencias fueron más allá de la modalidad de contratación: también se verificaron entre las distintas ramas de actividad. Por caso, los segmentos asociados a la producción de bienes -a excepción de construcción, que por la pandemia tuvo una dinámica más parecida a servicios- destruyeron el 1% de sus plantillas durante el 2020, mientras que la contracción alcanzó el 5% en el resto de las ramas de actividad.

En tanto, el estudio hace mención a las diversas políticas que se pusieron en marcha para amortiguar la caída del empleo. “El empleo registrado cayó menos que la producción, y se debe a que por un lado, la posibilidad de suspender trabajadores en los rubros paralizados contribuyó a conservar algunos puestos de trabajo, en tanto que las dificultades para despedir personal formal que provocaron la doble indemnización y la prohibición de despidos también ayudaron a contener la sangría”.

“En la misma dirección, el programa de Asistencia a la Producción y el Trabajo (ATP), donde el Estado Nacional pagó parte del sueldo de algunas firmas golpeadas por las restricciones a la circulación, contribuyó a cuidar los puestos de trabajo registrados. Como resultado, la actividad sintió más el impacto del coronavirus que el empleo”, detalla el informe.

A modo de cierre, Ecolatina planteó que “podría pensarse que el mercado de trabajo formal recuperaría el terreno cedido en cuanto reaccione la demanda”, pero advirtió que “el cierre de más de 20.000 empresas durante el año pasado ralentizará la creación de puestos de trabajo en la pos-pandemia”.

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A pesar de ser el distrito más rico del país, la Ciudad de Buenos Aires aumentó en 2,9 puntos el nivel de desocupación en el tercer trimestre y llegó así al 13,4%.

Según el último reporte de Indicadores laborales, 27.593 personas se quedaron sin empleo entre los meses de julio y septiembre. “Se sumaron a la condición de desocupación 27.593 personas”, puntualiza el documento.

En esta investigación se registró un aumento de la tasa de desocupación, puntualizada en la zona sur, y una caída de las tasas de actividad y empleo. “La tasa de desocupación expuso un incremento interanual significativo en zona sur y centro, liderado por zona sur por 5,5 puntos y una tasa igual a 19%, mientras en la zona Centro aumentó 2,4 puntos y alcanzó un valor de 12,6%”, señalaron.

Asimismo, el informe detalla que el 74,3% de la población ocupada residente en la Ciudad de Buenos Aires es asalariada, mientras que el 21,1% trabaja por cuenta propia. A su vez, esta última condición aumentó 1,4 puntos.

“Se puede inferir que la reducción en la tasa de empleo y de actividad está explicada en gran parte por el contexto de emergencia sanitaria, que generó que muchas personas ocupadas pasen a ser nuevas inactivas”, indica el reporte. En esta línea, se afirmó que la desocupación en la Ciudad alcanzó al 13,4% de la población económicamente activa, lo que demuestra un aumento interanual de 2,9 puntos.

Por otro lado, la subocupación (es decir, aquellos que buscan trabajar más horas) tuvo un aumento del 15,3% de la población económicamente activa. Este gran incremento equivale a un aumento interanual de 4,9 puntos.

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El último estudio de la empresa Manpower arrojó que el 80% de los jóvenes argentinos poseen dificultades para conseguir un empleo y la principal causa es la falta de experiencia laboral.

El crítico panorama laboral, acentuado por el avance de la pandemia, quedó plasmado en la investigación llamada “Escasez de Oportunidades Laborales para los Jóvenes”, la cual fue llevada adelante en 14 países de América Latina. Argentina se ubicó en el puesto número once en el ranking sobre la dificultad que se les presenta a los jóvenes a la hora de encontrar empleo.

La consultora Manpower Group encuestó a más de 3000 jóvenes residentes de Argentina, entre 18 y 29 años de edad. De ellos, un 79% afirmó tener grandes dificultades a la hora de insertarse en el mundo laboral. Además, el 58% sostuvo que el principal impedimento es la falta de experiencia laboral y, en segundo lugar, el desconocimiento de idiomas, especialmente el inglés.

Otro de los datos arrojados por este relevamiento se relaciona con los puntos más buscados entre los postulantes: un buen sueldo, un empleo formal y la posibilidad de crecer profesionalmente fueron los más mencionados.

Por otro lado, los motivos que pisan más fuerte al momento de rechazar un empleo consisten en una baja oferta salarial y un empleo en el marco de la informalidad, entre otros.

Gustavo Aguilera, Director de Manpower, declaró: “Esta investigación demuestra que la articulación entre las empresas, las organizaciones de la sociedad civil, el sistema educativo y el gobierno es fundamental para achicar la brecha y orientar la capacitación de los jóvenes hacia las necesidades del mercado laboral”.

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