Por Abril Gavuzzo
La Central Sindical Internacional (CSI) realizó una encuesta mundial anual y los resultados describen el escenario crítico de un mundo precario donde el contrato social se encuentra roto incluso antes de la pandemia de COVID-19.
La Encuesta Mundial de la CSI realizada entre febrero y marzo de este año cubrió 16 países -incluido Argentina- en distintos continentes, lo que representa al 56% de la población mundial. Del total encuestado, el 76% considera que el salario mínimo no es suficiente para tener una vida digna.
Los resultados pintan la desoladora realidad de los trabajadores en todo el mundo: se enfrentan a una situación laboral inestable con un desplome de salarios a escala mundial, lo que genera un gran estado de ansiedad con respecto al trabajo y una falta de confianza en los gobiernos de turno. Esta situación existía incluso antes de la pandemia, y ahora se encuentra acentuada.
“Las consecuencias económicas de la pandemia de COVID-19 vienen a sumarse a una crisis preexistente de bajos salarios y empleos inseguros. Una de cada dos personas no cuenta con un colchón financiero y no es capaz de ahorrar para hacer frente a futuras dificultades, dependiendo de cada paga para sobrevivir. Millones de personas afrontaron la pandemia debiendo escoger entre seguir trabajando o morirse de hambre”, sostuvo la Secretaria General de la CSI, Sharan Burrow.
Casi la mitad de los encuestados (47%) sostiene que apenas consigue salir adelante o no le alcanza el dinero para cubrir gastos básicos, y una cantidad similar (43%) considera que los ingresos de su hogar se están quedando atrás con respecto al costo de vida. En el marco de estas realidades y de este descontento, existe una pérdida generalizada de confianza en la democracia como institución. “Para recobrar esa confianza hará falta un compromiso de los gobiernos hacia los ciudadanos, que desemboque en un futuro basado en una serie de prioridades muy diferentes”, apunta la Secretaria.
Desde la Central Sindical, que cuenta con la intervención de la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), consideran que debe existir una voluntad política concreta para terminar con el crecimiento desmedido de los monopolios globales y la irrefrenable codicia corporativa que ha profundizado las desigualdades. “La demanda de un cambio, pidiendo empleos, acción climática y justicia en numerosos frentes ha dejado de ser un simple eslogan. Las consecuencias de no atender a estas advertencias serán mayor pobreza y desigualdad. Todo es cuestión de voluntad política”, señalan.
Con respecto al rol de los sindicatos, una gran parte de los encuestados reconoce la protección que los gremios otorgan en cuanto a derechos laborales. Globalmente, dos de cada tres encuestados (68%) piensa que los sindicatos desempeñan un papel importante en la sociedad. Asimismo, se registró un apoyo mayoritario a leyes que otorgan a los trabajadores el derecho a afiliarse a un sindicato (81%).
La encuesta fue realizada en Alemania, Argentina, Bélgica, Brasil, Bulgaria, Canadá, China, Chile, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Japón, Reino Unido, Rusia y Sudáfrica. La mayoría de los entrevistados (71%) en todos los países cubiertos considera que el sistema económico de su país favorece al sector más enriquecido de la sociedad. Esta fue una de las grandes preocupaciones evidenciadas ya que los encuestados establecieron como una necesidad que se regulen las acciones de las grandes multinacionales, y esto se vio reflejado en los números: dos tercios de la población entrevistada quiere que su Gobierno incremente los impuestos que pagan estas empresas.
Una de las conclusiones emitidas por la CSI fue que la población de Argentina (70%) sufre una crisis financiera y debe hacer frente a una gran presión ocasionada por el costo de la vida. Otro dato contundente es que una de cada cinco personas (18%) en Argentina dijo que el dinero no les alcanza para cubrir los gastos básicos.
El informe revela una profunda situación de incertidumbre y de pérdida de control frente a la estabilidad laboral y al salario. “Los líderes deberían tener la confianza necesaria para comprometerse con un Nuevo Contrato Social, sabiendo que contarán con el apoyo de sus votantes”, señaló Sharan Burrow.
Y para concluir, desde la Central Sindical proponen algunas medidas para recuperar la confianza de los trabajadores en sus respectivos gobiernos, tales como: aumentar el salario mínimo, reducir la brecha entre los ingresos de los que más ganan con respecto a los que menos ganan y establecer diálogos con otros gobiernos para proponer soluciones en conjunto.