Se trata de Valeria Juárez, quien se convirtió en la primera mujer víctima de violencia de género que ocupará el puesto laboral del agresor en La Pampa.
Tras quedar firme la sentencia por violencia de género de Héctor Mendoza, ex pareja de Valeria, el Municipio de la ciudad de Santa Rosa implementó políticas de reparación con perspectiva de género. Así, gracias a dicha ordenanza, Valeria Juárez ocupará el puesto laboral que solía tener su victimario en la planta municipal de la capital pampeana.
“Aún me cuesta creer lo que estoy viviendo. Tener trabajo y que él esté preso es un contexto inimaginable para mí, después del calvario que me hizo vivir y del que pensé que nunca iba a salir“, declaró Valeria en entrevista con la Agencia Télam.
La Ordenanza 6305 que hizo posible esta reparación fue sancionada por el Concejo Deliberante de Santa Rosa y se enmarca en la decisión política del Intendente Luciano Di Nápoli, quien “propuso una gestión con políticas de género transversales a todo el municipio“, según afirmó Gabriela Bonavitta, Directora de Políticas de Género y Diversidad.
La funcionaria sostuvo que este escenario demandaba una resolución y a raíz de eso fue creada esta política con perspectiva de reparación, ofreciendo la posibilidad concreta de acceder a un empleo estable para la víctima. “Muchas veces la dependencia económica suele ser un impedimento para cortar el vínculo con el agresor, porque de ahí se desprenden la necesidad de contar con una vivienda y resolver lo cotidiano; en ese sentido un Municipio que escuche a quienes pueden denunciar las situaciones de violencia y tome este tipo de determinaciones, no solo constituye un hecho histórico y esperanzador sino que también es un mensaje concreto para los agresores: la tolerancia con la violencia de género es cero“, sentenció.
Por su parte, Valeria Juárez detalló cómo fue atravesar esta situación: “Es indescriptible lo que una vive, te sentís nada, con la autoestima por el piso, por eso es importante este tipo de ordenanzas, que da herramientas para seguir, que otorgan derechos, que nos empoderan, porque ellos siempre se manejan con total impunidad y gran parte de la policía o jueces no nos visibilizan, hasta que terminamos muertas”.
“Hoy me siento feliz, consciente que valió la pena luchar acompañada por mis compañeros y compañeras de militancia y con la ayuda psicológica de las áreas de género”, concluyó.