La fiscal Ana Russo pidió hacer un entrecruzamiento de llamadas entrantes y salientes entre la exgobernadora y quienes participaron en la reunión en la sede platense del Banco Provincia.
La causa sobre la Gestapo antisindical y la mesa judicial bonaerense avanza sobre el papel de la exgobernadora María Eugenia Vidal. La fiscal Ana Russo pidió hacer un entrecruzamiento de llamadas entrantes y salientes de los teléfonos de la actual diputada de Juntos por el Cambio y los de todos los exfuncionarios presentes en la reunión en el Banco Provincia del 15 de junio de 2017 donde su exministro de trabajo, Marcelo Villegas, y otros hombres del gabinete provincial, planificaban el armado de causas contra dirigentes sindicales y daban instrucciones a empresarios.
En el dictamen presentado ante el juez Ernesto Kreplak, junto con el pedido de análisis de comunicaciones la fiscalía aclara que “la acción penal” no sólo se dirige a quienes estaban en el encuentro en cuestión, sino contra “toda persona que resultare autor/a, coautor/a, cómplice, partícipe y/o instigador/a de los hechos vinculados a los acontecimientos…”. Como es evidente, esto habla de Vidal y de otros nombres que puedan surgir de la investigación.
La semana pasada, en su demorada aparición pública tras la difusión del video que dio origen al expediente, Vidal intentó darle una pátina de legalidad al encuentro en el Bapro, con el argumento de que se trató de una simple y habitual “una reunión de trabajo”. Un elemento central que pone en duda de plano ese concepto es que, como informó Raúl Kollmann en Página 12, ninguno de los asistentes registró su entrada al edificio del Banco Provincia, como es habitual.
Un ángulo adicional y no menor de la afirmación de la exgobernadora es que reconoce la reunión. Pero lo que no puede explicar es la presencia de tres altos directores de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), dos de los cuales –Juan Sebastián De Stéfano, exdirector de Asuntos Jurídicos, y Darío Biorci, exjefe de gabinete del organismo– tuvieron un papel central en la conversación, que incluyó instrucciones para que los empresarios presentes dieran el puntapié para denuncias penales contra sindicalistas, entre quienes mencionan en particular al dirigente de la Uocra Juan Pablo “Pata” Medina.
En la peculiar teoría de Vidal, son los espías quienes deben explicar qué hacían ahí ya que el resto no sabía quiénes eran, pese a que interactuaban con total naturalidad y se repartían el speech.